Ella es rumba fresca
en los días descoloridos,
un aperitivo de plaza de verano,
el gajo de sol en la tónica diaria.
Ella es la nutella
que revoluciona a las tostadas,
una fiesta mayor en martes,
el premio gordo del deseo,
una excedencia del mundo,
de la vida y del universo entero.
Ella es lluvia de estrellas,
paraíso en un entresuelo,
es bendición y poesía,
es sin quererlo,
perfecta en toda proporción.
Ella es
y por eso yo soy
un hombre que no sabe
si vive o sueña despierto.